La edad de mi mente y de mi cuerpo

"La edad de mi mente y de mi cuerpo"


Estoy segura de que a ustedes también les ha pasado. 

La mente, el cerebro, te dice que puedes más, que sigas adelante, un esfuerzo más, un trabajo más, una hora más de dedicación en eso que quieres conseguir, aún me siento joven, aún me siento capaz... 

Bastante se ha dicho acerca de la fortaleza de nuestros pensamientos y de nuestros deseos, sin embargo, no debemos olvidar la realidad de nuestros cuerpos y que, a pesar de nuestras intenciones, como cualquier máquina que se desgasta con el tiempo y el uso, nuestros cuerpos nos limitan y si no los escuchamos o les hacemos caso, nos "suspenden". 

Balancear la realidad.

Poner en armonía cuerpo y mente, partiendo de la comprensión de nuestras capacidades y nuestras limitaciones. Es cierto que en diferentes ocasiones hacemos menos de lo que somos capaces, sin embargo también es cierto que, al no entender los cambios de nuestros cuerpos, aquellos que vienen con los años y con el estilo de vida, podemos hacer y hacernos más daño que bien.

Hago negociaciones constantes con mi cuerpo acerca de la hora de dormir, la de comer y de qué comer, el seguimiento del reloj biológico, y la comprensión de los cambios incluso hormonales que me traen los diferentes ciclos de edad. ¿Y cuándo no cumplo? Mi cuerpo se encarga de alinearme con un fuerte dolor de cabeza, una crisis de rinitis imparable e incluso con tristeza que se acerca a la depresión con tal de brindarme espacios "obligados" de cuidado, recarga, reconexión.

¿La invitación?

No esperar que el cuerpo nos detenga, no dejarle todo al "poder" de nuestros pensamientos, encontrar la armonía perfecta de nuestra mente y nuestro cuerpo, la cual será totalmente diferente o sólo un poco diferente de las otras personas que están a nuestro alrededor. 

Como bien decían los griegos: "Conócete a ti mismo". Esa es la principal tarea que tenemos que cumplir en nuestras vidas. Conocer, comprendernos, querernos, para poder guiarnos y así poder hacer lo mismo con los demás. De otra manera, ¿qué podemos ofrecer o pedir a los otros si ni siquiera somos capaces de gestionarnos y liderarnos a nosotros mismos?

Aún falta camino por recorrer en el conocimiento y reconocimiento de nosotros mismos y nuestras potencialidades y capacidades. 

Lo que sí es cierto es que nuestro cuerpo es el vehículo que nos permite llegar o no tan lejos como soñemos hacerlo.

¡Encuentra tu armonía!

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