Aprendizajes en mi viaje a Boston 2

Día 2
Las personas son amables por naturaleza


Arlington - Boylston (Boston)
Desperté una mañana nevada, en una ciudad desconocida, presta a cumplir con una nueva rutina.

La persona que me recibió en su casa me explicó el lugar dónde encontraba mi desayuno, y me llevó en su carro hasta la parada del bus, explicándome cuál camino recorrer y dibujándome en un pequeño mapa el camino a seguir para llegar al edificio donde recibiría mi primera clase de inglés.

El frío era intenso, la ciudad hermosa, y el camino por recorrer lejano. 

Llegué al paradero hasta donde finalmente llegaba el bus, allí mi camino seguiría a pie, la ciudad era gigante, las personas iban de un lado a otro en medio de sus afanes, la estación del metro estaba cerca, copos finos de nieve como arena caían sobre mí sin cesar.

Qué hacer? Cómo llegar a mi sitio de destino?

Sólo me quedaba algo por hacer: preguntar!

Y a cada persona que le pregunté por cada calle y lugar, me escuchaba con atención y me indicaba amablemente, con una sonrisa, el siguiente camino a recorrer.  Yo, un poco ansiosa e insegura caminaba una cuadra o un poco más y le preguntaba de nuevo a otra persona, interrumpiendo su caminar, mujeres, hombres, policías, empleados de supermercados, adultos mayores... Cada persona me orientó un poco a la vez hasta que llegué al sitio de estudio.

Y así sucedió después de salir de allí, en la tarde mientras buscaba donde comer, o donde encontrar unas botas (el frío y el agua de la nieve derretida sobre mis tenis tenían mis pies totalmente húmedos y congelados... era mi primera vez en un día de nieve), a pesar del frío de la ciudad, las personas que hallé en ese primer día fueron cálidas y amables. 

Cuando regresé de nuevo a la casa a dormir, y caí sobre la cama totalmente cansada y helada, me dije a mi misma: las personas son buenas por naturaleza.

Cuándo sabemos que el otro es vulnerable y necesita nuestra ayuda, el instinto nos lleva a ayudarle, a brindarle protección. Talvez alguno de ustedes piense que no es así, que hay muchas personas en el mundo que hacen el mal o que ignoran la ayuda que necesita el otro.  Es cierto, sin embargo, por instinto creo que buscamos ayudarnos y protegernos, es cuando le añadimos a nuestra cultura y personalidad los miedos, las discriminaciones, la agresividad o los celos, por ejemplo, que se presenta el aislamiento social, el rechazo y el daño al otro o a lo que representa.

En ocasiones todavía me pregunto porque todas las personas a las que les pregunté alguna cuestión, me ayudaron amablemente... a mi mente solo viene la idea de que me vieron tan vulnerable que solo quedaba brindarme su protección con lo más seguro para ellos en ese momento: su escucha y su orientación.

La invitación y el aprendizaje es entonces no esperar a ver o encontrar las vulnerabilidades del otro para poder escucharlo y orientarlo, podemos hacerlo siempre, en cualquier lugar, con personas cercanas y lejanas: 


Escuchar
Atender
Orientar

Y si las cosas no salen tan bien como quisiéramos, no dejar de creer y sobretodo no dejar de ser una buena persona, después de todo, es nuestra naturaleza, y quizás ese encuentro sea todo lo que tenga la otra persona, en ese instante, para avanzar.   

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