La vida, respiro a respiro

Un, dos, tres... 

La vida pasa en silencio con cada respiro y cada pálpito silencioso e imperceptible. Cada órgano de nuestro cuerpo funciona en completa armonía llevando pureza, energía y esperanza de extremo a extremo a través de nuestras venas y arterias.

Seguimos buscando riqueza y reconocimiento, seguimos luchando por sobrevivir y resaltar, sin darnos cuenta de la gran riqueza que poseemos cada día en el soplo de la vida, sin reconocer el papel vital y maravilloso de cada respiro, sin darnos cuenta de la lucha diaria que sucede dentro de nuestro cuerpo por protegerse, transformarse, crecer, renovarse. 

Quizá sea hora de acallar nuestros pensamientos, que en ocasiones en lugar de ayudar, ponen más trabajo pesado a nuestro armónico y trabajador cuerpo.

Miremos al espejo y no nos concentremos en las arrugas, los kilos de más o las canas, miremos con amor y tiempo a la persona del espejo, sin afán, sin indiferencia y digámosle sonriendo, con ternura, con consciencia: 

"Eres lo mejor que me sucede cada día, gracias, te trataré hoy con más respeto porque eres mi vida y te mereces todo mi esfuerzo porque haces un gran trabajo. Te amo."