Descubriéndome entre creencias - Reflexión

"Descubriéndome entre creencias"



Después de 20 años, 
al encontrarme con las páginas de un viejo diario y leer con otros ojos lo que alguna vez escribí, 
comprendí por qué las creencias son limitantes… 
y es que por muchos años, 
quizás hasta ahora, 
creí que no había tenido reales oportunidades con el hombre que más influenció mi pensamiento, 
la formación de mi carácter, 
mi gran amigo del alma, 
y a la vez mi gran amor, 
descubrir en mis propias palabras a través de los años, 
que sí me había querido y que yo había tenido todas las oportunidades para vivir lo que soñaba vivir con él en mi iniciante juventud, 
pero que por creer que no podía quererme, 
por verlo como un inalcanzable, 
por creerme menos hermosa, 
menos atractiva, 
menos interesante… 
me cegué, 
mis propios temores me cegaron y me dificultaron ver lo evidente.

Hoy, 
después de 20 años y un poco más, 
de vivir diferentes experiencias, 
de cambiar de creencias e incluso descubrir que no sé cuándo ni dónde me resultaron otras creencias acerca de mí que no eran yo, 
y que definieron gran parte de las decisiones de mi adultez joven, 
descubrí que el poder de las palabras que mencionan en libros y conferencias es lo suficientemente real para determinar el rumbo de nuestras vidas, 
nuestros logros y posibilidades.

Hoy, 
con un poco más de conciencia de mis pensamientos, 
encontrando lo que posiblemente he perdido a partir de mis limitantes creados, 
me pregunto cuáles limitantes nuevos tendré en mi mente que talvez no me permiten ver la realidad actual con unos ojos diferentes, 
más objetivos, 
más claros, 
y me hagan perder oportunidades de vida, de amor, de plenitud.

Ayer, 
cuando la tristeza de lo no vivido entró en mí al reconocer el amor limitado por darle paso al temor y a la ceguera emocional, 
después de re-vivir esos años de adolescencia, 
de acariciar bellos recuerdos y reconocer en mí 
una mujer hermosa, espontánea, apasionada, detallista, inteligente y amorosa 
que se veía a través de un espejo de horror y tristeza, 
entendí que la del espejo no era yo, 
que yo soy luz, vida, perfección, 
y que el amor siempre ha estado junto a mí…

20 años han pasado para comprender de manera consciente 
que simplemente debo ser yo misma, 
actuar de acuerdo a lo que me indica el corazón 
y entender que siempre he contado con todo lo soñado, 
con todo el amor y el cuidado que siempre quise sentir 
y que solo tengo que abrir los brazos 
para recibir lo bueno del mundo 
y dejarlo fluir.

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